sábado, 27 de septiembre de 2008

María

Es bello contar con el gran patrocinio de una verdadera madre, pues así es, tengo el gusto de ser hijo de María, la gran madre de todos los cristianos.
Un breve poema.
Y el óbito se hace hábito en la vida sin risa,
Y la brisa, braza que consume el olmo y abraza el alma;
Pasado sin futuro, el presente de tu vida hoy prestante,
Sin Dios muere el día; sin amor, dolor es amarte a ti mujer mía.
Mirada fría por ti espera la morada vacía,
Te toca a ti tu parte fiel amiga, escribe soledad en el firmamento,
Llega a mí triste sentimiento, agobia el pensamiento,
Tú pasatiempo tonto, rima sin verso,
Universo espero tu tanda, intima conmigo y habla,
Mi cama vacía espera tu calma,
Mi mente, es tu manto,
Mi mano cubre tu llanto;
Saca la semilla seca, ríe que el río llora,
Habla que la mente tu canto ora,
Ara la tierra llegó la hora,
Abre el corazón, sal de entre la sal,
Renace sol y toca con maestría el son de tu cantar;
Es normal que el hombre sufra hambre,
Que se asemeje al animal,
Injusta justicia, que al justo persigues,
Sigo tu rumbo mundo, tienes que cambiar,
Inmundo ser el hombre que despreció a Dios,
Pago el precio cierto de un destino incierto,
Desierto camino;
Eres tu Señor, seguro y certero,
Sé en el hombre lo primero,
Teje el cimiento que al pobre pueda resguardar,
Cambia el cambio, da guarida al animal,
Cámbialo todo, sé que está mal,
Pasa entre los campos el haz, renueva de la tierra la faz.

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